Tú del futuro


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La vida va a toda prisa, nos ha hecho cambiar nuestra perspectiva, casi sin pensarlo, estamos en un presente donde todo pasa muy rápido. Sufrimos, en presente por lo pasado, sufrimos por lo que queremos que ocurra en un futuro, sin pensar que en este mismo momento en el que estamos sufriendo, ese sufrimiento lo estamos confirmando como realidad.

Si lo ves de esta manera, debiéramos disfrutar sin parar todo el tiempo, aun cuando las circunstancias son adversas. Suena extraño, casi imposible, pero cuando ya te has cansado de sufrir, has vivido mucho y rápido, o has disfrutado sin espacio para lloros, te das cuenta, que la vida pasa como en una especie de fotogramas, tan rápidos que cada momento, no es mas que eso, un momento. Y que, somos efímeros, un verdadero milagro que solemos sobre dimensionar, a ratos, tanto como el tamaño de nuestro ego.

Una vez, escuche algo que me hizo mucho sentido, el ego es muy necesario para poder concretar nuestra energía en acciones y experiencias, sin este ego, sería casi imposible, simplemente, porque estamos en un espacio- tiempo con una densidad que hace necesario este aprendizaje. Lo importante, es que quien lleve las riendas de nuestra vida seamos nosotros, nuestro ser esencial. Es decir, el ego a nuestro servicio, no en nuestro perjuicio. Que es lo que suele pasar.

De gran antagonista, este ego, a mis ojos, paso a ser un gran maestro. Porque para poder llevar las riendas de mi “ego-demonio” he tenido que conocerme y trabajar conmigo misma, muchísimo. Aunque el ego sea como la “oveja negra” de la familia y cada dos por tres quiera hacer de las suyas.

Conociéndonos podemos adelantarnos a los acontecimientos y situaciones.

Y de adelantarnos a los acontecimientos quería hablarte, ¿cómo te imaginas a los 60 años? ¿Dónde vives, cómo vistes, cómo es tu casa, que lees, a que te dedicas?… Imagínalo, te doy un momento para pensar en ello… ¡Hazlo!

… Bien, si quieres cuéntamelo en los comentarios de la bitácora de viaje, aquí mismo, estaré encantada de leerte.

Recuerdo que cuando me hicieron este ejercicio de imaginería en la escuela de psicología, que es donde lo conocí, me impresionó mucho la claridad con la que podía ver cada detalle de la imaginería. Con el paso del tiempo lo olvidé. Caminando, lejos de mi ciudad natal y de mis estudios universitarios, un día pasé frente a una vitrina y me encontré con la habitación que había visto en mi imaginería, me acorde entonces de todo ello y me di cuenta, que lentamente estaba caminando hacia todo lo que había imaginado entonces. Aún no tengo 60 años, me quedan al menos 20, pero ya se vislumbra el bosquejo que hice en aquel entonces, cuando solo tenia 18 años.

Si, todo indica, que lo que has imaginado, será. Entonces, comienza a disfrutar cada instante, vive un presente repleto de momentos alegres y saludables. Y cuando, la carretera se vuelva oscura y pedregosa, que ocurrirá, simplemente recuerda que lo único estable es el cambio. El movimiento en carretera es el que nos hace avanzar es nuestro eterno presente, como única realidad. Ahí es donde el pasado, presente y futuro se encuentran como en un agujero de gusano, y son una misma cosa. Al final, así es todo el día, todos los días.

Tu Ruta personal, es tu pasaporte, conocerte es trascender el tiempo en un viaje sin igual, repleto de riquezas y abundancia.

Taty Méndez


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